martes, 27 de noviembre de 2012

Discurso escatológico


     Comienza hoy el discurso sobre las señales del fin de todo, simbolizado en el fin de Jerusalén. Ese acontecimiento final en que Jesús está pensando, nos dispone a interpretar otros acontecimientos de la historia universal.
    Los discípulos admiran la belleza y monumentalidad del Templo, y les sorprende que Jesús les anuncie su desaparición. El templo, orgullo de todos los judíos, ni siquiera estaba aún acabado del todo. Se comenzó su construcción 19 años antes de nacer Jesús; se emplearon en él materiales escogidos, como metales y maderas preciosas, mármoles, tapices, artesonados esculpidos y enormes piedras que le dotaban de una singular solidez. Su construcción había concitado a los mejores artistas del imperio.
    En el lugar de ese templo ya hubo otro, el de Salomón que Nabucodonosor destruye, y luego el de Zorobabel, al que sucede el de Herodes el Grande, y que será destruido también, como anticipa Jesús, el año 70, por Tito.
    Jesús intenta además que los suyos aprendan a no fiar de la supuesta fortaleza de las cosas de este mundo. Pero más que sobre la fragilidad, en general, conviene meditar sobre la fragilidad concreta de lo que a nosotros atañe y tenemos más a mano: la brevedad de la belleza, de la juventud, de los años, de nuestro mismo entorno. 


Reflexión: Boceras y bocaza

    Cuando un moralista, más o menos indignado dice que la manzana es el pecado, tal vez no es consciente de que está acuñando una metáfora en toda regla. Si decimos de un determinado político de relumbrón que además no pertenece a nuestra cuerda, que es un bocazas, estamos igualmente creando un ejemplo más de esa figura de dicción que llamamos metáfora. Es vocablo que se emplea hoy día con cierta asiduidad en el lenguaje coloquial. ¿Pero qué es eso de bocazas? 
    De momento observamos que el diccionario consigna la palabra bocaza, así, en singular. Bocazas posiblemente proviene de una contaminación analógica con boceras. Una y otra vienen a significar los mismo: persona no precisamente prudente al habla frívolamente en demasía. Bocaza es un aumentativo de boca, usado con inconfundible intención despectiva. Es comprensible que se use semejante término en la censura de quienes, hoy mismo, con excesiva frecuencia en política, sufren babosa verborrea en la defensa de empeños, naderías y necedades, a base de vomitajos.  


Rincón poético

    PESADILLAS

Si quieres que tus sueños
no te acusen de nada,
impide que se asome
la noche a tu ventana.
Ten siempre, mientras duermes,
la puerta bien cerrada.
Nadie se arrima a un río
de manera insensata
y ni se arriesga a beber
en los charcos del agua.
Si vives distraído
y la noche te atrapa,
los sueños no perdonan:
nos gritan, nos asaltan,
censuran con descaro
las cosas que no cuadran,
ciernen sobre nosotros
sus muecas, nos alarman.
Toda lo noche es de ellos
hasta que llega el alba.
Si quieres de otro modo
mecer cosas más gratas,
prepara prevenido
los sueños que aún te faltan.
Asea tus sentidos,
la sonrisa en la cara;
ten brillantes los ojos
como piel de manzana;
sopla con el soplillo
el fuego fiel del alma.
No hay como la bondad
para guardar la casa.
La calma sobre ti
extenderá sus alas.

(De Paseando mis sueños)

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