miércoles, 21 de noviembre de 2012

Presentación de Nuestra Señora

     La fiesta de la Presentación de María se instituye en Jerusalén, donde el emperador Justiniano dedica una iglesia a este misterio. Fue  uno de los edificios más admirables de Palestina. Destruido por los persas, con sus materiales se construye la mezquita edificada en el área del templo. En Constantinopla, la fiesta se celebraba junto con el de la Natividad de María, y desde allí se extiende, en el siglo VII, por toda la Cristiandad.
 
   Los evangelios nada dicen del hecho de la presentación de María en el templo, de modo que sólo disponemos de lo que cuentan los evangelios apócrifos, como el supuesto de Santiago
    No fue fácil la adopción de esta festividad en Occidente. La negaron nuestros hermanos separados, la negó algún que otro escritor católico que provocó la severa admonición de la Iglesia, hasta que la defiende abierta y autorizadamente el cardenal Lambertini, antes de ser nombrado papa con el nombre de Benedicto XIV.
    Lo realmente relevante es la verdad innegable de que, en María, la Iglesia de Cristo nace y se realiza como comunidad consagrada al Señor, de modo que en Ella Israel dio una respuesta fiel al compromiso de la Alianza, y la Iglesia ha  realizado tambié
n en Ella, de modo sublime, la vocación del pueblo de Dios, lo que otorga perpetua actualidad a la entrega de María al Padre, con lo que se posibilita, por parte del hombre, el designio salvador de Dios.


Reflexión: Teruel a lo lejos, en pleno rigor invernal

    Quien ha residido diez años cumplidos por aquellos lares aragoneses, no puede menos de recordad la recogida y atractiva ciudad de Teruel, al menos cuando las previsiones meteorológicas le asignan las con crudeza temperaturas siempre severas que dan reciedumbre a sus gentes, a su vino, a su aceite. Tanto que, para muchos, Teruel es su invierno.
    El convento franciscano queda situado abajo, en la vega del Turia, y uno vuelve a imaginar su entorno blanco de nieve. La bajada de San Francisco, helada la nieve, obliga a andarla con todo tiento y cautela, hasta columbrar el balcón del óvalo cuando se sube, penosamente para los que cuentan años.
    Pero Teruel no es sólo la ciudad, sino los amigos que allí quedan, en invierno, en primavera, en sus otoños dorados y sus encendidos estíos. Y sucede que, en buena parte, la vida somos nosotros y los recuerdos que cuentan nuestra biografía personal.


Rincón poético 

         LA HERRERÍA  

¿Dónde está la herrería? ¿Dónde ha ido
el brazo duro y desnudado del herrero? Ha cerrado
el portón y se ha ido.
Se le apagó la fragua, el mismo hierro
rusiente se ha apagado
y el yunque desconoce
el grito enrojecido del martillo
domando a golpes la herradura,
sellando la sangrienta curvatura
de la faca, la desdentada hoz,
templando el descarnado
agujón de la reja.
La moderna presencia trepidante
del tractor ha ultrajado
la clásica herramienta
con que amasó su pan el labrador.
No busquéis la herrería.
Rezongando malicias,
ha cerrado el herrero su portón.


(De Paseando los sueños)

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