martes, 13 de noviembre de 2012

Fidelidad y humildad

    No basta con ser fieles al dueño de nuestras vidas, que es Cristo: hay que ser también recatadamente humildes. No es fácil separar la fidelidad de la humildad que comporta el buen servicio a aquel de quien dependemos. Se es fiel desde el reconocimiento de esa dependencia entrañada en el buen servicio.   
    Si analizamos nuestras vidas, descubriremos hasta que punto no alcanzamos las más de las veces ese grado de fidelidad que Jesús nos encarece, junto con el buen sentido de un humilde comportamiento en el trato para con Dios. Que él, que nos enseña a ser humildes fieles suyos, nos dé la gracia con que podamos lograr esa maravillosa conjunción.


Reflexión: Apuntan las primeras nieves

    Llega la nieve. Castellón nos acerca ya las primeras cumbres nevadas, que es como decir los primeros fríos invernales.
    Es sorprendentemente hermoso el paisaje nevado, límpidamente blanco, en latitudes como las levantinas donde no es habitual el espectáculo de la nieve con su blancura infinita. Aquí la presencia impensada de la nieve adquiere un especial encanto. Es como una evidencia de la mano creadora de Dios, inventando una vez más el esplendor de la belleza. Pero la lleva  el frío como de la mano, por más que no tanto; más frío es el cierzo y el relente congelado de algunas noches
.


Rincón poético

   LA LLUVIA

Ha llovido tanto
este amanecer,
que el agua del río
no sabe qué hacer.
Nadie nunca así
ha visto llover.
Llovía y llovía,
llovía a placer.
Qué pronto oscurece
al amanecer
si una densa nube
se ensaña con él.
Llovía en los campos,
llovía también
en las olorosas
hojas del laurel
y en los arrozales
de color de miel,
y en la serranía
y en la extensa mies.
Paraguas de luto
se abren por doquier.
Relumbra en su brillo
un rayo. Tal vez,
nunca llovió tanto.
Si alguien vio llover
tan copiosamente,
podría muy bien
decirnos la causa.
Yo no sé por qué.
(De Paseando mis sueños)

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