miércoles, 29 de mayo de 2013

El que quiera ser grande...




El amor es la medida de todo lo grande

Para Jesús la grandeza de una persona se mire por el grado del amor que se tenga a los demás. Existe el concepto pagano de la importancia de descollar sobre los demás. Es tanto como considerar el prestigio como un valor en la medida que ayuda a brillar en sociedad. Sería esto lo que explica el afán de tener y de gozar del dominio sobre los otros.
Jesús desprecia la importancia de ser para el mundo, en vez de ser para Dios. Dios es amor y el que quiere ser para él, ha de amar como él ama. Quien ama a Dios, sirve complacido a Dios; quien ama a los demás, se complace en servir a los demás. 


         Reflexión

     Dad al César lo que es del César

Jesús dice más que eso. No sólo que esas monedas con la efigie del Cesar declaran por sí mismas que son valores paganos y han de separarse de lo que corresponden a Dios. Sino que, del mismo modo que esas monedas llevan el sello del emperador, el hombre de fe sabe que lleva en sí mismo el sello de aquel que lo creó a su semejanza, y así como el valor convencional del metal apela a los poderes humanos, el hombre se debe a Dios. Y aún cabe destacar que el valor del dinero es pasajero; el de Dios no pasa nunca.


Rincón poético

       FRIALDAD

El alba nace fría esta mañana
frotándose las manos, como el hijo
del mendigo a las puertas de la iglesia,
porque las puertas de la iglesia
son de los pobres,
que no tienen bufanda,
que apenas tienen pan.
El frío de la noche
no es para quien no tiene pan ni casa.
Es fría la pobreza,
la soledad es fría, 
las manos de los viejos
y el desamor.  No ha sido nunca humano
el frío. Tiene yerto
el corazón; no le circula
el rescoldo escondido de la sangre.
La frialdad es un puñal de hielo
que no hace sangre, que no deja herida,
pero mata asesino silencioso.
No acepte Dios la mano que lo empuña.

(De La flor del almendro)

No hay comentarios:

Publicar un comentario