viernes, 3 de mayo de 2013

Me voy al Padre


El Cenáculo no es sólo el lugar privilegiado de la institución de la Eucaristía; es también la cátedra donde Jesús acumula lo mejor de toda su enseñanza. Nos ha enseñado permanecer en su amor, perdonar sin límites, ser sencillos y que quien sigue sus enseñanzas, anda el camino que él nos ha trazado con su propia ejemplaridad, en dirección al Padre.
Hay un toque de delicado cariño en sus últimas palabras, porque es el amor quien le inspira cuanto dice, dado que es el amor el bálsamo con que ungir todo lo que hagamos. Al fin, amar a los demás, es poner el centro de nuestras atenciones en el corazón de los otros, de modo que al obrar por amor, obramos con agrado y alegría.
Hagamos lo que esté en nuestras manos para acercarnos a ese ideal sublime.

                                Reflexión

                                                               Palabra y gesto

Jesús, en su enseñanza, usa por igual la palabra y el gesto: la teoría entrañada en la palabra, hecha realidad en la acción, como cuando Jesús, después de culminar sus enseñanzas en el Cenáculo, bendice primero el pan, que es una manera de darse y culminará luego esa entrega por todos. Palabra y gesto son la esencia de todo sacramento.
Demos siempre a la palabra de Dios un lugar privilegiado en nuestro corazón, aceptándola, haciéndola realidad.


   Rincón poético

EL CÁLIZ EN MIS MANOS

Entre mis manos palpita
el cáliz donde tu sangre
he de beber. Es la misma 
que la cruz lloró abundante.
Tu sangre late en la mía,
mi Dios, cuando al comulgarte
somos una misma cosa,
y es un misterio tan grande,
que sólo la fe lo entiende
y sólo en el amor cabe.
Ya quisieran para sí
junto a ti, mi Dios, los ángeles
un prodigio tan singular
que ni siquiera ellos saben.
Tengo el cáliz en mis manos,
gracia tan innumerable,
que me anonada pensar:
tú lo eres todo, yo nadie.

(De El almendro en flor)

No hay comentarios:

Publicar un comentario