martes, 9 de julio de 2013

Con el poder de Belcebú

Es difícil enjuiciar con plena objetividad, cuando nuestros criterios alteran la visión de otro, cuya verdad interior nos queda oculta. Son torcidos criterios de valoración  convertidos en prejuicios Es lo que les sucede a los fariseos con respecto a Jesús. Rechazan su mensaje sin contemplaciones, pero ante el hecho incontrastable de sus prodigios, se esfuerzan para borrarlo de su mente sin preocuparse de caer en la contradicción, alegando que es el diablo quien obra en él.
Se recurre así al engaño de sí mismo, falsa estrategia, con la que no borrarán jamás a Jesús del corazón de los hombres.
Qué difícil es entonces curar al sordo que no quiere oír, porque el camino de la verdad es otro, un amor que acaba siempre en amor de Dios.

Reflexión


El vuelo de las mariposas

Solemos definir el vuelo de las mariposas como alocado, caprichoso, errático laberíntico. No hay tal. Estudios del seguimiento de la trayectoria que imprimen a su vuelo estos bellos insectos, han revelado a expertos ojeadores, que siguen siempre pautas precisas con las que se zafan de sus posibles depredadores, al mismo tiempo que sobrevuelan con vuelos posibles puntos de alimentación. Su vuelo desveló pautas claras, asociadas a rutas para llegar a dichos puntos. Los ocelos simétricos de sus alas, cumplen asimismo la función de confundir a sus predadores haciéndoles creer que son ojos.
La sabia naturaleza habla de Dios muy a las claras.

Rincón poético

MI FIRMA EN EL AGUA

Puse un día mi nombre
con un dedo en el agua. 
Los peces me leían
y absortos me escrutaban.
¡Dios, qué satisfacción
ver cómo me miraban!

Firmé otra vez. La luna
se levantó muy alta 
y los peces dormían.
La brisa, descuidada,
fue borrando uno a uno
mis sueños, mis palabras.

El mar inconsistente
no es mármol, no es la lápida
donde escribir el nombre
que unos labios consagran.
Si queréis mi opinión,
no firméis en el agua.

(De La flor del almendro)

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