martes, 16 de julio de 2013

La familia de Dios

A la renuncia de su divinidad, Jesús ha de declarar que, como enviado de Dios, tiene un cometido que cumplir: convocar una comunidad de hijos de Dios, a quienes cumple hacer realidad la justicia divina, consistente en obrar según su voluntad.
Esta enseñanza suya de obrar interpretando los deseos divinos, es uno de los ejes temáticos de su evangelio, razón por la que en el Padre nuestro, uno de los deseos del buen hijo de Dios es que su voluntad se imponga plenamente a todos. No hay mejor modo de honrar su nombre. 


Reflexión 


La renovación


La creación quedó interrumpida por el pecado del hombre. Y ha llegado el tiempo en  que se dé fin al antiguo  proyecto con una nueva creación. Renovación lo llama Jesús. “Cuando llegue la renovación”, dice en Mateo, al prometerles un lugar junto a él en el cielo.
Todo es nuevo ahora, empezando por una alianza que releva a la antigua, porque sería absurdo poner en odres viejos, vino nuevo.

Rincón poético

ALLÍ ESTÁS TÚ

¿Adónde escaparé de tu mirada? Ps. 138

No hay escondrijo oculto,
no hay rendija recóndita
donde no estés y donde la presencia
adelgazada de tus ojos, 
tu mirada sutil como hilo enflaquecido
que se enhebra en la aguja,
que no penetre sajando enmarañados
laberintos. La luz
inmarcesible que proyectas
sobre las sombras, más compactas, 
más densas y escondidas en sí mismas, 
ese cieno
que patea la noche, esa ceniza
que ha vomitado el fuego
sobre el opaco canto de los grillos
y el vientre envenenado y sigiloso
que arrastra la serpiente;
esa luz vigilante
que salva como potro enjabonado
foscos abismos sin orillas
ese radiante bisturí
que saja la ceguera del incrédulo, 
es como el pulso del amor de Dios
que late en todo lo que él hizo a mano.
Nada se oculta a su presencia viva,
nada pude escapar al apretón
de su enérgica mano poderosa.

(De A la sombra del olmo)

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