martes, 23 de julio de 2013

La vid y los sarmientos



El cristiano está muy lejos de hacer realidad su condición, si no hace suyas las verdades evangélicas. Jesús, mediante la parábola de la vid y os sarmientos, aclara esto mismo. 

Somos sarmientos que se nutren de la divina gracia, en la medida que ha hacemos  nuestros sus deseos. 

  
  Quien vive de espaldas a sus mandatos, es como el sarmiento que ha sido cortado de la vid en que se entronca, y muere falto de vida. Sólo quien responde positivamente a los divinos deseos, permanece en Cristo y deja que Cristo viva en él.



Reflexión

¡Vaya usted con Dios! 

Cerrar un convento para quien ha dedicado lo mejor su vida a fomentar la vida conventual, entiende el llanto de quienes, empujados por la necesidad o la guerra han de emigrar sin remedio, caída la cabeza sobre el pecho. Solo saber que vayas donde vayas, ilumina Dios tus pasos y su mano bendice la obediencia, te alienta a empezar de nuevo en otros pagos, fuere cual fuere la edad con que te ha favorecido. Aciertan cuantos al despedirse te dicen con cristiano acento:¡Vaya usted con Dios!

 Rincón poético

      ME SEDUCES

Me seducen tus salmos,
que cantan tu grandeza. No hay palabras
con más sabor a ti
que digan la amplitud de tu presencia.

No puede haberlas, tan mediocres ellas, 
para invocar los cielos sin orillas,
esa distancia innumerable
que aleja las estrellas, 
tu luz relampagueante,
tu mano creadora.
Quiero y no quiero pronunciar tu luz
que envuelve como nube incandescente
el trono de tu amor y tu existencia.
Son las palabras de los hombres
de áspero barro y denostada tierra.
Por eso me seduce tu palabra,
lo que dicen los salmos,
que cantan tu grandeza.

(De A la sombra de un álamo)

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