jueves, 18 de julio de 2013

Mi yugo es suave

    El yugo, ya desaparecido en la arada con animales, sigue siendo un signo de opresión. Jesús hace ver que la legalidad queda resumida en un solo precepto, el amor que subyace a toda la ley de la alianza. Es la ley de Cristo, la ley evangélica, de la que Jesús dice que es una carga ligera, un mandato leve, porque el que hace las cosas por amor, las hace gustosamente y aún sabe que satisface a Dios, amor más allá de todo amor.
El amor es dócil y borra todo atisbo de opresión, porque no es impositivo, ya que:
a) - el amor es gozoso, dado que andamos en todo momento un camino que es Cristo; 
b) - y  aligera nuestra carga, al comprobar que la compartimos con él.
Jesús es el cirineo de todos los que sufren alguna clase de agobio. Y nos invita entonces a que carguemos con el yugo de su  mansedumbre y sencillez, porque así ese otro yugo nuestro pierde pesadez y dureza.

Reflexión

Escaleras infinitas
Pocas cosas tan arduas como subir una escalera interminable una persona entada en años. Hago esta reflexión al hilo de una antología de fotografías admirables que presenta Libertad Digital. Al menos, Jacob vio la suya en sueños escalando los cielos, y eran ángeles quienes trepaban como la misma brisa y la bajaban casi sin tocar los escalones, porque son espíritus puros. Amós habla también de una escalera hacia Dios. Escaleras infinitas, sin duda, porque infinito es Dios.

Rincón poético

    SIN CONDICIONES

No pongas condiciones dilatorias
a los requerimientos del Señor,
ni mires hacia atrás,
renuente a seguir sus derroteros,
desde la indecisión, ni por asomo
cierres tus ojos al claror del día.
Tienes un faro
refulgente ante ti, ¿por qué regresas
hacia la oscuridad?
La esteva necesita tus resuellos,
necesita que empujes el arado
sajando la llanura con resuelto
impulso. No regreses
a apacentar nostalgias,
demoras rutinarias.
La voz que te convoca
para emprender esa aventura
de ser pobre con él,
espera tu silencio aprobatorio ,
tu aquiescencia callada,
el gesto fiel de tu resolución.
Mira cómo alborea el horizonte
y amanece radiante la mañana
con sus teselas de oro.
Báñate en la cascada temblorosa
de su luz y amanece tú también.

( De A la sombra del olmo)

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