Quien come su pan, que es el pan de su palabra, el alimento de comulgar con la verdad que encarna él mismo, no necesitará otro alimento para vivir sin término.
Frente a alimentos efímeros que sacian necesidades momentáneas, se nos ofrece la posibilidad de vivir, ya siempre, nutridos por la eterna bondad de Dios y entrañados en el beneficio inconmensurable de su misma Vida.
Amemos la palabra vivificadora de Jesús, palabra educadora que nos identifica con la fuerza sus verdades. De ellas aprendemos a ir por los caminos que anduvo Jesús, que son los caminos que conducen a Dios. Sólo que al final, hay unos olivos angustiosos y una cruz dolorosa que hay que asumir.
Entretenimiento: Agua de mayo
El refranero le atribuye al mes de abril no sé qué dudosos caudales de agua que le son propias. Sólo que también el refranero, que atesora la cazurra experiencia milenaria de nuestris antepasados sobre todos las formas del quehacer humano, sufre ahora los coletazos del cambio climático. Hay que actualizar el refranero y pasar al mes de mayo las aguas mil abrileños, si lo aocntecido este año se erige en arraigada costumbre en sucesivos años.
No es que las lluvias berren del tiempo la primavera, que está ahí floreciendo y anidando ruiseñores y golondrinas. Sencillamente, la humedecen y reaniman. El agua es la vitalidad de la naturaleza, a la que da exuberancia y fertilidad. Y en todo caso, bien venidas las aguas de mayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario