Justamente para que, llegado ese día fatídico, no se tambaleen, él estará con ellos alentándolos. Inmejorable y consoñadora compañía.
Reflexión: Aviones por los cielos de Teruel
Los cielos transparentes de Teruel saben mucho de ruidosos y raudos aviones. Sus limpios cielos son campo abierto de maniobras y entrenamiento, para uso militar. Hay días en que el surco sonoro que abren sus reactores, con ser mucha la altura donde trazan sus cabriolas, resulta especialmente molesto, porque siempre es molesto el ruido.
Es todo muy comprensible, dada la proximidad del aeropuerto militar de Zaragoza, pero la comprensión, por muy patriótica que resulte, no aminora el estruendo de sus motores. Digamos que es una gabela, una servidumbre de esta pequeña capital de provincia al bien común, a la que precisamente por ser pequeña, la autoridad pertinente no es propicia a acceder a que disponga de buenas comunicaciones con ciudades vecinas como Cuenca y la capital del estado, Madrid. Con crisis y sin crisis; da igual. Teruel seguirá siendo pequeña y como tal no infunde respeto.
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