martes, 10 de mayo de 2011

Yo soy el pan

        Está el pan de Moisés de efímera duración, a ras de tierra, y el que amasan las cuidadosas manos de Dios, que satisface plenamente, porque el fermento que hinche su masa tiene inconfundibles aromas de eternidad.
El uno se cuece en la necesidad de alimentar la existencia humana; el que Dios hornea en su corazón, no huele a tomillo ni lo enciende la aliaga; lo llevan en la patena transparente de sus manos espíritus angélicos y huele a Dios. Es en muy primerísimo lugar, el pan nuestro de cada día que nutre nuestras horas y minutos, uno por uno, noria del tiempo al fin que desemboca con el hilo de sus aguas en la alberca del corazón de Dios.
Danos de este pan que sacia de una vez por todas, para siempre.


Entretenimiento:
                              Curioseando

Curioseando por mensajes de otros blogs al azar, que constotuyen un mundo nuevo de espontánea expresión, he dado de bruces con uno cuya delicadeza y temática denuncia una mano femenina que escribe arrobada sobre el amor y las sonrisas que ese amor inspira, de manera muy imaginativa y cálida.
Valen estos escarceos, cuanto menos, para rastrear modos de ser del corazón humano, movido encada caso individual, en cada blog, por vivencias singulares que nos caracterizan. A unos les alienta de manera casi exclusiva el amor, como es obvio, a otros de preferente manera la práctica del deporte o la afición a la buena lectura, a viajar, a polemizar, a escalar cumbres no siempre borrascosas como las de las famosas hermanas Brontë.
Me informo sobre esta práctica de nuestro tiempo y hallo que en nuestro país hay unos 6.000 bloggeros que se desahogan a sus anchas en estos diarios, no siempre con asiduidad. La cifra parece escandalosa y a más de uno se le antojará incluso excesiva, por más que, considerando el número de habitantes que pueblan la península, resulta más bien una cantidad exigua.
Con todo, su conjunto va en aumento. No sé cuántos puedan llegar a ser el número de lectores habituales de tales mensajes. Hay blogs muy acreditados en los que menudean las visitas y otros despoblados y desconocidos. Como todo, como cada tienda, en la vida.
Por curiosear que no quede.

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