Si nuestra presencia cristiana suscita odio o provocación en quienes oponen con radicalidad sus criterios a los nuestros, no hay mejor manera de asumir tal contratiempo que mirarse en Cristo, a quien odiaron hasta sacrificarlo impunemente; si somos objeto de acoso y persecución, no hay que extrañarse por incomprensivos que nos parezcan los motivos que esgriman contra nosotros: Cristo fue machacado por enseñar que habían de amarse mutuamente los unos y los otros. Somos cristianos en la medida que gravemos en nuestro ser las señales que hirieron y acabaron por matar a Cristo. No por otra razón, la cruz es nuestro distintivo más claro.
Dios hizo al hombre a semejanza suya. Cristo ahora nos quiere semejantes a él, que es el camino más corto para asear aquella límpida imagen primigenia en que se miraba Dios y el hombre enturbió con sus desafueros. Se nos hizo para que fuéramos espejos de Dios, y en nuestras manos está lograr tan alta dignidad.
Reflexión: Regálate un buen libro
Un buen libro es un maestro sabio que oculta entre sus páginas verdades luminosas esclarecedoras. No conseguirá el hombre hacerse a sí mismo, desarrollarse con plenitud, sin el arrimo de los libros. Los libros son la memoria del conocimiento humano, fruto del estudio y la experiencia del mundo y del hombre. Abrir un libro debería ser un rito sagrado, porque, si Dios es la verdad absoluta, todas las demás verdades particulares son destellos de la divinidad.
El hombre no es sólo su corporeidad. Es en muy buena medida su existencia interior. Es en la mente donde madura el hombre y llega a desenvolver sus posibilidades. En los valores de su corazón que rigen su conducta y en el conjunto de sus conocimientos que iluminan su horizonte vital, radica su valía humana. Una cuidada lectura es el mejor nutriente del crecimiento espiritual.
Así es cómo un buen libro, más que el perro, es siempre un buen amigo. Rodearos de buenos amigos que pueblen vuestra vida interior.
Con tus reflexiones diarias no hace falta comprar muchos libros. Tú eres un libro abierto. Gracias por volver a escribir de lo mundano. Un abrazo de Santi.
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