Nadie da lo que no tiene. La bondad fructifica en brillantes dones del bien; la maldad da a luz frutos de inconfundible perversidad. De la malicia brotan como setas la villanía, la infamia, la perfidia, la violencia, la deslealtad, el odio, al tiempo que la bondad siembra cordialidad, clemencia, amabilidad, comprensión, perdón, sobre todo perdón que es la cortesía de Dios. Son los avales respectivos de la benevolencia o de la malicia. No le pidáis peras al olmo, dice sabio y cazurro el refrán castellano.
Jesús nos recomienda que no nos llevemos a engaño confundiendo lobos con ovejas, zarzas con rosales. Florecen de muy diversa manera. Por sus fruto los conoceréis.Reflexión: Con mi nueva estilográfica
Una de las ventajas de no ejercer comprometidos cargos políticos, estriba en que, si alguien tiene la delicadeza de regalarte algo, nadie no te afea tal gesto de generosidad. Así es cómo dispongo de una pluma estilográfica elegante y fina como un pincel, con que escribo gozosamente estas líneas antes de pasarlas al ordenador. No parece sino que cuando estrenamos algo nuevo, somos nosotros los que nos renovamos, en la misma medida en que las cosas y circunstancias nos determinan en buena parte.
Esto de escribir primero a mano antes de pasarlo al ordenador, es una prevención que me viene ya de lejos: escribir en sucio previamente, se decía antes, para poner luego en limpio lo escrito, mediante este artefacto ya insustituible que es la nueva máquina electrónica de escribir.
Es bien sabido que el hombre es animal rutinario modelado a fuerza de costumbres.
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