sábado, 15 de septiembre de 2012

Al pie de la cruz

    La cruz es el último escenario en que Jesús y algunos de los suyos llenan de sentido la escena. Son cuatro las mujeres que le acompañan, con María Magdalena y cuatro los soldados que llevan a cabo la sentencia de muerte del Hijo de Dios. Si reparamos en que, a menudo, en san Juan, una persona suele ser representativa de otras, las mujeres personalizan el mundo judío; los soldados el mundo gentil; María y Juan, a la Iglesia donde serían figuras de relieve muy especial.
    Unámonos a Juan que acoge a María en su soledad y que ella nos acoja a nosotros en nuestras desdichas y dificultades.

Reflexión: Encarecimiento de la muerte

    Hoy más que nunca hay que hacer todo lo posible por no morirse, dado que el incremento de los gastos funerarios suben 300  € más, por el IVA que recarga la muerte. En general, la gente no es propensa a morirse, pero en estas circunstancias es aconsejable esforzarse un poco más en sobrevivir todo lo que se pueda, y en la medida de nuestras posibilidades, dilatar con generosidad el trance de la muerte, ya que hoy morirse es caro y la austeridad obliga. Al fin, vivir más, aunque no resulte barato, es un aliciente existencial, al que hay que añadir este otro concepto del encarecimiento de la muerte.

Rincón poético

    EL BIEN Y EL MAL

Desde un principio, entre los Doce,
la sombra de un traidor agazapaba
el apagón de su malicia
en la frialdad de la ceniza.
El mal y el bien conviven torpemente.
Difieren. No se ocultan
el bien y la verdad,
como en la espiga luminosa el trigo.
La maldad oscurece
y embosca su presencia: le deslumbra
la luz.
Jesús decía
que nada permanece
oculto en las solapas del secreto
indefinidamente.
Como la noche al despertar el día.
La mano luminosa
de Dios pondrá en su sitio la cizaña,
como un desecho, al fin de la cosecha.

(De Los labios del viento)

No hay comentarios:

Publicar un comentario