lunes, 10 de septiembre de 2012

El descanso sabático

    Sobre el descanso sabático, Jesús entiende que dar gloria a Dios es hacer el bien, y dar la salud a quien la necesita es una manera estupenda de interpretar el amor de Dios al hombre. Es el argumento que Jesús emplea en esta ocasión, al igual que se expresa el salmo quinto: Sólo en Dios está mi descanso.
    El descanso es el alivio que mitiga nuestros esfuerzos, y a él se referían algunos salmos de peregrinaje que aluden al bienestar de llegar hasta el santuario, en lo alto, donde sentirse en la presencia de Dios, se traducía por entrar en el descanso del Señor.   
      De igual modo, quien obtiene el respaldo de Dios ante un peligro, halla descanso a sus temores, a sus vacilaciones, a su inquietud. Experimentemos con bien los beneficios de la acogida que Dios dispensa a quienes buscan su descanso en él y sólo en él, en cualquier día de la semana.

Reflexión: Elogio del humilde conserje

        Ser conserje en un colegio en tiempos de apertura de curso, supone no saber dónde se ha metido uno, requerido por todos y para todo. No basta con hacer honor a la diligencia que se le exige siempre y que le honra; ha de mostrarse amablemente educado en toda circunstancia, incluso con quien no lo es, más propicio a la sonrisa conciliadora que a la adusta seriedad que se supone en él.
         Nadie duda de que la amabilidad hace grata la vida en torno nuestro. En un mundo convulso e irrequieto, la amabilidad es un bien social. Ser conserje es un oficio digno que honra a quien lo sabe desempeñar. Tratémoslo con esa misma amabilidad de que, en muy buena hora, puede él hacer gala.

Rincón poético

            BETEL

Jacob soñó un camino de peldaños
que apoyaba su frente en una nube
y sus pies en el suelo.
Ángeles vaporosos
de viento acristalado
revolando, poblaban la escalera.
Jacob no adivinaba qué decía
tan divina visión. Era un enigma
que instaba a repensar cómo Dios dice
con ocultas maneras
lo que Jacob no acierta
a entrever. Dios se instala
donde el hombre relata su grandeza.
Y Jacob se estremece,
sobrecogido como un gamo.
Divinas escaleras
acceden a la luz que a Dios envuelve.
Dios estaba con él y le decía
enigmáticamente
que su palabra impone
comprometidas recomendaciones.
Desvelar sus deseos,
es conocer con cuántos escalones
se accede a su presencia.
La palabra de Dios es mismamente
Dios mirándole al hombre.

(De Los labios del viento)

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