viernes, 7 de septiembre de 2012

Paño y odres nuevos

        Remendar un manto viejo con paño nuevo es tarea inútil. Lucas, desde el sentido  que Jesús da a esas imágenes, hace ver que hay una total incompatibilidad entre lo viejo y lo nuevo. Es la oposición de la antigua y la nueva alianza. La nueva prescinde de la vieja, que ha cumplido su propósito llegado el tiempo de la plenitud. No tiene sentido echar parches a lo viejo para que perdure, sino que el misterio salvador de Jesús lo cambia todo. La nueva Alianza es continuación de la antigua, pero la sobrepasa. No soluciona nada empeñarse en mantener su exclusividad, porque hay que renovarse totalmente en la fe de Cristo.
     Hay que evaluar cuánto le falta aún para que mi corazón sea nuevo, para que descubra el amor de Dios que debo a mis familiares y amigos. Que el buen Jesús nos deje saborear el buen vino de sus misterios.

Reflexión: Opiniones sobre la escritura

    No creo en lo que se ha llamado escritura automática, ese dejarse llevar con los ojos cerrados sin pensar en lo que se escribe, aparcada la voluntad en el limbo, de modo maquinal, a ciegas, como quien escribe al dictado ideal de nadie. Alberti dejó escrito que, en la desesperación de extremados dolores, escribió algunos de sus poemas, de noche, sin saber lo que escribía, de manera maquinal.  Es cosa muy dudosa. Escribir un poema requiere elaborarlo, con intuitivo y cuidadoso lenguaje, a plena consciencia, lo que comporta, con más o menos acierto, un pausado y paciente esfuerzo. No creo que quepa en esa manera inconsciente de escribir, lo que dice de sí García Lorca, quien lograba expresarse sin saber a veces exactamente lo que decía, pero con la certeza de su acierto poético. Es el efecto de la intuición poética. Creo yo.

Rincón poético

UN MONASTERIO EN RUINAS

Son el silencio de la historia.
La historia rota, fragmentada,
a orillas de los hombres.
Sólo saben rezar.
Las ruinas nunca aprenden
a reclamar sus fueros. Desmochadas,
se van desmoronando poco a poco,
sin protestar, sin proferir un grito
que reivindique sus derechos.
¿Para qué han de gritar? Las potestades
esgrimen, aforados, como quieren
el brillo de la espada.
Ellos son la justicia y el derecho. Quien proteste
se expone a que fustiguen
su inconformismo, la simpleza
de su debilidad. Callad, ingenuos.
Las ruinas nunca gritan su inocencia.
Habéis nacido para que os maltraten.
Aprended a sufrir el oleaje
con el empeño del acantilado.
Porque sois eso mismo, el valladar,
peñascos rotos de coraje,
el corazón de la perseverancia.
Sois los acantilados de la historia.


(De Los labios del viento)

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