
Jesús ha de morir, por más que le repugne a Pedro, y con su sangre justificará al hombre, resucitando para resucitarnos a nosotros también.
Demos fe a la nueva enseñanza de Jesús, subiendo con él hasta Jerusalén, para que nuestro seguimiento participe también de sus quebrantos salvadores, cuyo propósito divino es nuestra eterna felicidad.
Reflexión: Benedicto XVI en Líbano
En su arriesgada visita al Líbano, el papa Benedicto XVI ha declarado, muy oportunamente, aludiendo al revuelto mundo islámico de nuestros días, que el extremismo es una falsificación de la religión. Acertadas palabras. Todas la religiones coinciden en que Dios ama al hombre y que hay que amarle a él. El hombre no puede matar a sus criaturas en nombre de Dios. Además de inhumano, es una aberración inexplicable. Bien por la valentía del papa, de quien no se podía esperar otra cosa.
DESMEMORIADO
Una mano invisible corrió un velo, de pronto,
en su memoria y la invadió el olvido.
Se miró en el espejo y no supo quién era:
se olvidó de sí mismo, pintó de negra vaciedad
el curso racional de sus palabras
entre la paja del granero.
Se le borró su propio nombre,
el rostro conocido de las cosas
y ese rescoldo apaciguado del cariño
que llevan en las manos las personas.
Era como la llama de una vela
que una brisa invisible va apagando.
Se dejaba llevar como una silla,
como esa lata en una acera
que todos, al pasar, van pateando.
Era de todos. Ni siquiera
sonreía. Miraba solamente,
miraba distraído
un mundo ilimitado, como mira,
en torno suyo, un búho disecado.
(De Los labios del viento)
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