lunes, 24 de septiembre de 2012

Nadie enciende un candil....

    Nadie enciende un candil y lo tapa, porque es la luz que queremos que nos ilumine la casa.
    La luz de la fe que Dios enciende en nuestra vida, no busca sólo mi bien particular, sino que ha de iluminar a quienes van con nosotros y hasta a los que van a tientas porque les flaquea la fe. Debemos hacer que cunda nuestra luz. Debemos ser luz del mundo con la ejemplaridad de nuestras obras. Es nuestro testimonio más eficaz, el que muestra a los demás cómo es viable el evangelio de Jesús y cuáles son los beneficios de tenerle, de saberle, de hacerle nuestro.

Reflexión: Cuando un amigo se va

     Los amigos quedan siempre, vayan donde vayan. No podemos tachar el nombre,
las vivencias comunes, todo lo que significa haber convivido y compartido tropiezos y alborozos. Necesitamos de ellos en la medida que ellos de nosotros. Necesitamos que estén, sea como sea.
    Me ha conmovido ver en un documental a unos elefantes de la sabana africana detenerse y olfatear los restos vencidos de un congénere de la manada, como recordándolo, identificándolo, como quien guarda un minuto de silencio por alguien. Muerto, en el recuerdo te lo hace presente, sigue siendo él. Permanece en la memoria silenciosa de los suyos.
    Así los amigos. Su sombra, su recuerdo, te despiertan sentimientos de ausente convivencia con él. Los amigos no se van nunca.


Rincón poético    

     A LA MANITA BLANCA....

Yo dije mi verdad. Nadie sabía
mejor que yo los cientos de teselas
que la configuraban.
Las conté, consigné cuántas había
y qué sentido tiene
un mosaico en el suelo de la estancia.
Y siempre hay quien no cree,
porque no le interesa que una fuente
sea una fuente, limpia el agua
y luminoso el cielo que retrata.
Preferiría que las cosas
no fueran como impone sin remedio
la verdad que así sean.
No lo puede entender
quien no quiere entender si contrarían
su pretensión, sus preferencias.
Pero las cosas son,
insisto, como son.
No se imponga el empeño
de que no es trigo el pan ni la uva es vino.
Defiendo mi verdad alzando incluso
la voz en la porfía
de desvelar la mano perniciosa
que siembra la cizaña.

(De Paseando mis sueños)

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