sábado, 1 de septiembre de 2012

Parábola de los talentos


    Somos el banco de los dones de Dios. A unos nos ha confiado unos dones y espera de nosotros que los administremos obteniendo pingües beneficios. No nos los presta para que se los guardemos, sino para que gestionemos su gracia, obteniendo a cambio un rendimiento proporcional con nuestra gestión. La remuneración que generosamente percibiremos a cambio, lo será en proporción al rédito devengado por los bienes que Dios pone en nuestras manos.
        De nuestra solicitud en enriquecer con nuestra ejemplaridad la santidad de la Iglesia, depende que Dios evalúe y ponga más o menos precio a nuestra rendida entrega a las cosas de Dios.

Reflexión: Un antiquísimo barco de pesca neolítico

       El hombre neolítico era más hábil de lo que corrientemente creemos. Ahora resulta que, según últimos hallazgos en Corea, cerca de Seúl, se ha descubierto un barco de pesca de hará unos 8.000 a 1.000 años. El ensamblaje de las maderas con que se confeccionó la nave y un remo, delatan “avanzados conocimientos de carpintería”. Al parecer, lo que ha propiciado la longevidad de los fragmentos hallados, es la calidad de la madera de alcanfor con que se construyó el barco.
    ¿Quién les diría a aquellos ancestros nuestros que su obra artesanal se convertiría en un legado histórico de incalculable interés?
    Esto es, al menos, lo que acabo de leer en Libertad Digital, periódico especialmente atento a los adelantos y hallazgos de la ciencia.

Rincón poético

      EN LA CANCELA DEL ODIO

No supo amar quien tuvo siempre a punto
los puñales del odio, y se abrevaba
en el rencor. No tuvo amigos;
prefería esgrimir cómplices y amenazas.
Se equivocó, se equivocaba
una vez y otra vez, tan tercamente 
como la puerta fementida
que las manos del viento
golpean sin cesar toda una noche.
De portazo en portazo,
fue abatiendo enemigos inventados.
No escuchaba el clamor de la conciencia.
La tenía tapiada, amordazada la tenía.
Tocó morir.
Llegó tarde a su muerte, su fingida
muerte. Quiso morir dos veces.

(De Los labios del viento)

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