Esta cercanía de Dios nos debe hacer entender que no tenemos derecho a perder la confianza en el hombre, en una familia mejor y una sociedad mejor, porque si Dios tuvo tanta confianza en nosotros, que se hace Niño envuelto en nuestra condición humana, a su imagen, debe ser obra nuestra humanizar nuestra convivencia mutua, tratando de amarnos como nos ama él.
Hemos de recuperar por tanto, ese regalo de la Navidad, la confianza en el hombre y en el mundo. Instados a amar a nuestros semejantes por decisión divina, difícilmente podremos amar al hombre si desconfiamos de él.
Así es como el misterio de la Navidad nos introduce en la raíz de nuestra esperanza: porque si Dios, por amor al hombre, se ha hecho uno de nosotros, no es razonable pensar que amar al hombre sea un sin sentido, sino que ahora defender al hombre comporta de alguna manera defender a Dios, y ahora más que nunca, ofender al hombre es ofender a Dios. La navidad nos sensibiliza así hacia todos los problemas humanos, en la medida que nos acerca más al hombre, nos humaniza, al tiempo que se humaniza Dios en nosotros.
Reflexión
La ilusión de la lotería
Azar llamaba la mitología pagana de Roma al dominio caprichoso con que regían los diosos los destinos de los hombres, y el resultado era tener buena o mala suerte. Con frecuencia los sacrificios tendían a placar el mal humor de los dioses y siempre a tenerlos propicios. El término suerte está tomado del juego de los dados, sortes en latín. Por cierto, no parece que los tahúres o fulleros creyeran a pies juntillas en esa fatalidad divina, cuando cargaban sus dados con plomo, para burlar la suerte.
Hay veces en que también nosotros tentamos la suerte con ilusión, jugando a la lotería, pongo por caso. En ocasiones, todo se cifra al final en la ilusión con que hemos alimentado nuestra esperanza. Se diría, no obstante, que muchos tenemos la puerta estrecha y el gordo no entra.
Hay veces en que también nosotros tentamos la suerte con ilusión, jugando a la lotería, pongo por caso. En ocasiones, todo se cifra al final en la ilusión con que hemos alimentado nuestra esperanza. Se diría, no obstante, que muchos tenemos la puerta estrecha y el gordo no entra.
RINCÓN POÉTICO
DIOS CON NOSOTROS
Villancico
Dios ya no cabe en los cielos
y se ha venido a la tierra.
¡Que queden así las cosas!
¡Así sea!
Dios ha nacido en Belén
como hablaron los profetas.
María y José se abrazan,
los ángeles lo celebran,
la mula y el buey se miran
extrañados; no se enteran.
¡Que queden así las cosas!
¡Así sea!
Entre los astros del cielo
hay uno de centinela.
Dios ha nacido en Belén
y unos pastores lo encuentran.
¿Se habrán perdido los magos,
que es de noche y aún no llegan?
Con cinco afilados dedos
indica el lugar la estrella.
Dios ha nacido y es nuestro.
¡Que así sea!
(De Tu luz nos haga ver la luz)
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