viernes, 28 de diciembre de 2012

Los Santos Inocentes

    La perversidad de los hombres no tiene límites. Ése es el mundo que en vez de recibir a Jesús, lo vuelve a crucificar cada vez que en su nombre persigue y mata a sus seguidores por el mero hecho de serlo. Pero más que mirar la mano asesina, importa considerar la valentía de los que no huyen frente al martirio. San Sebastián abrió la puerta del martirio a todos los que seguirían su ejemplo y esa puerta permanece abierta todavía en nuestros días. Y la Iglesia nos propone la heroicidad de cuantos no dudaron ni dudan hoy en presentar a Dios el  ofertorio de su inocencia.
    Mateo, que gusta de ilustrar los hechos que refiere con citas bíblicas del AT, nos resume aquí el llanto colectivo de todas las madres que pierden a sus hijos inocentes con el llanto amargo de Raquel por los suyos. Es el llanto de todas las madres que ven cómo en el ara del nombre de Jesús se inmola y vierte la sangre de tantos hermanos nuestros de lejanos países donde ser cristiano es asumir el heroísmo de mantenerse firmes en la fe, Pakistan, Nigeria, Somalia, la India. Son los santos inocentes de hoy.
    Que no les falte el tributo de nuestros doloridos sentimientos y veneremos el testimonio valiente de sus vidas, como la Iglesia veneró siempre la de sus mártires en la antigüedad.



Reflexión

La eternidad del amor

    Se dice de un adolescente, que ha cumplido quince, diez y ocho abriles, porque la juventud es floreciente primavera. No se diría acertadamente de un viejo, que gracias a Dios, amarillo como los legajos de la historia, lleva ya en su edad las muescas de ochenta y tantos declinantes otoños, cuando no nevados y arañados inviernos. Sólo Dios, por eterno, es infinitamente joven, y cuando como con Jesús, se inviste de este tiempo que lo empolva y envejece todo, incluso muerto, el Espíritu de Dios lo devuelve a la eterna primavera de la Vida que es el amor del Padre.
    Dios nos ha nacido, e incluso humanizado su amor sigue siendo eterno, porque lo es su palabra. Identifiquémonos con él.


 Inocente inocente   


     Popularmente, es costumbre considerar inocente al que se muestra tolerante y facíl de engañar, y unas veces con ingenio y otras con sosas menres, se gastan bromas los unos a los otros sometiéndose a ingenuas inocentadas. De alguna manera, todos somos etimológicamente inocentes, porque inocente es el que no sabe. ¡Ignoraos tantas cosas!


Rincón poético


VILLANCICO PÓSTUMO

María tuvo un Hijo;
Jesús no tuvo abuelos.
¡Qué solo quedaría,
sin ella, allá en los cielos!

Jesús, tú lo sabías.
¡No sé por te has muerto!
Si hubieras dilatado
tu estancia en nuestro suelo,
si lo hubieras pensado
más, yo lo doy por cierto:
no estarías tan solo,
sin ella, allá en los cielos.

Con todo, si te sirve
en algo de consuelo
nos tienes a nosotros,
aunque, Señor, tan lejos.
Somos tus seguidores
y tú un hermano nuestro.
¡Qué solo quedarías,
sin ella, allá en los cielos!


(De Tu luz nos haga ver la luz)

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