viernes, 23 de agosto de 2013

Amarás a Dios...

 Jesús no es pendenciero ni gusta de polemizar en vano . En ocasiones desenmascara a sus adversarios para hacerles ver su descarrío o avisarles de que, en contra de la doctrina farisea de las obras meritorias, no son nuestros méritos la moneda con que podemos comprarle a Dios nuestra salvación, porque es Dios quien nos salva gratuitamente.  
Aquí ni se molesta en corregir al que le tienta. Prefiere aprovechar la ocasión que le brindan para dejar bien claro lo que entonces, para ellos, no lo estaba, de tanto acumular mandamientos y más mandamientos sin cuento.
¿Qué cuál es el primer mandamiento? No uno, sino dos. Amar a Dios plenamente y al prójimo como a uno mismo, tal como consta en el Deuteronomio y en el Levítico.


Reflexión

La Biblia hoy

El Concilio Vaticano II ha puesto la biblia en las manos de los fieles. La falta de preparación puede esterilizar el buen sentido de la palabra, escrita en tiempos lejanos y circunstancias que conviene conocer. Cierto es que Jesús hablaba a la gente sencilla, de entre quienes elige a sus seguidores más inmediatos. Pero igualmente, el evangelio no ha sido escrito hoy ni directamente por él, y para interpretarlo sin caer en el error, el acompañamiento de alguien con suficiente preparación o el estudio en centros acreditados, son de lo más recomendable.

Rincón poético

LOS ÁNGELES DE MARÍA

La levedad del ángel que aletea
a los pies de María, tiene sólo
el rostro sonrosado y sus dos alas
de cristal y agua clara,
como una mariposa.
En la expresión superficial
de su escondida realidad,
cuerpos sin cuerpo espiritualizados
dejan adivinar que están con Ella, 
y hasta dejan de ser porque Ella sea.
Tan poca cosa 
para el que no ve nada,
cuánta excelencia alcanza siempre 
el entorno azulado de María.

(De A la sombra de un álamo)

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