lunes, 26 de agosto de 2013

Guías ciegos


Jesús no estaba de acuerdo con aquellos hombres de condición laica que en su enseñanza se quedaban en la mera superficie de las cosas y a veces de manera equivocada. Para Jesús eran como ciegos que trataban de conducir a otros ciegos.
Lo primero que debe tener en cuenta el que conduce a otro, es saber cuál es el verdadero camino de la verdad. Atreverse a llevar a otro de la mano, sin conocer bien el camino, es arriesgarse a despeñar a quien confía en ti y se pone en tus manos. Pero es que aquí el riesgo es muy subido, porque se trata del camino de la salvación, y el riesgo es ponerse en la tesitura de salvarse o no salvarse.
Bien podía hablar así Jesús de que había venido a enseñarnos el camino que va al Padre.
No había competencia posible entre lo que enseñaban esos falsos educadores y la divina revelación de Jesús. Él también era conductor de otros, pero es que él era el camino que va al Padre - el camino, la verdad y la vida- y sólo por él se podía ir a Padre.
Quien desee llegar sin tropiezo a Dios, que busque primero a Jesús. Como nos viene avisando; él es la puerta.

Reflexión

La felicidad y la cercanía de Dios

Una cantante popular, que ha pasado angustiosamente por clínicas y tratamientos, superado el daño que la carcomía, vuelve decidida a ser mejor y confiesa que “teniéndolo todo, no era feliz”. Alguien más que en un arranque de sinceridad confiesa que la felicidad no la da el dinero. No es un descubrimiento, pero sí una experiencia de que la felicidad hay que buscarla más allá de las cosas. Ojala esta muchacha la encuentre en el único lugar donde se oculta a la mayoría, cerca de Dios, y que no vuelva poner su corazón en el acerbo de sus haberes.

Rincón poético

TENERLO TODO

La popular cantante confesaba
que, adinerada, en posesión de todo,
como al que no le faltan rosas
ni estrellas blancas de jazmín
entre los labios del balcón, no era feliz.
¿Sabrá dónde encontrarse,
Señor, para que sepa
dar contigo y gozar
de la alegría que propicia
ser desprendido como los gorriones,
sabrá ser pobre
gozosamente como tú?
Acércate, Señor, a quienes buscan
por las senas del bien
el gozo verdadero
de estar cerca de ti, mas no te saben.

(De A la sombra de un álamo)

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