La fe de la mujer cananea

 ¡Qué grande es tu fe! Este pasaje viene a ser la respuesta a la falta de fe de Pedro en el pasaje de ayer. Una mujer asirio-fenicia se llega hasta Jesús y rechazada, ya que no es judía, en vez de amilanarse ante su negativa, insiste en su demanda hasta conseguir que la escuche y cure a su hija enferma.

Es una mujer decidida que sabe de qué es capaz Jesús. Y a él le gusta que quien tiene una necesidad y recurre a la oración, no deje de insistir en su intento hasta conseguir lo que quiere. Quien busca, encuentra, enseña él. Y así es, porque, al final, admirado de la fe en su persona, cura a la hija admirado de la fe de la madre: Qué grande es tu fe, le dice Jesús reconociendo la confianza que ha puesto en él.
Es la conclusión que debemos retener nosotros, para cuando tenemos la impresión de que no se nos oye en nuestras demandas. Insistamos sin desmayo hasta alcanzar lo que sabemos que Dios puede concedernos.


Reflexión

Hágase tu voluntad

Estar en armonía con Dios es ajustarse a su justicia, hacer nuestros sus deseos, lo que nos permite ser a su modo, parecernos a él. Hace la voluntad de Dios quien paga con amor el que desmedidamente él nos tiene, amando a sus criaturas, principalmente al hombre, que guarda semejanza con su condición divina. No es otra la nueva ley de Jesús en su evangelio. Amar al prójimo y darse a ellos como ejemplarmente él lo hizo, con preferencia a los pobres..

Rincón poético

      TE NECESITO

A veces, la tristeza
acosa a la razón.
No es razonable la tristeza,
pero hay momentos decisivos
que el buen sentido retrocede,

ajeno a la evidencia.
En estas circunstancias tan angostas
que sufre el corazón, tan achacoso
de tanto haber vivido,
te necesito, mi Señor. No tengo
otro consuelo que saber
que tú también estás
pendiente de mis noches y mis días.
No sabes la alegría
que embarga mi ilusión
de saber que me quieres.
No permitas que atente
contra tu amor, Dios mío.

(De A la sombra de un álamo)