sábado, 10 de agosto de 2013

El grano de trigo

Así como el grano de trigo, para germinar, ha de descomponerse previamente en tierra,  quien carece de la generosa disposición de darse y ser para los demás a la manera de Cristo, y prefiere preservar intacta su vida, destinando cualidades y haberes al disfrute exclusivo de sí mismo, se condena a la esterilidad de ese tesoro, más o menos valioso, que Dios pone en sus manos. De ahí la santidad heroica del mártir, que como decía san Ignacio de Antioquía, discípulo de san Pablo y san Juan, camino del suplicio, anhelaba convertirse en trigo testimonial que triturarán las fauces del león en la arena del circo.
El Apocalipsis les dará la bienvenida junto al Cordero. ¿Quiénes son estos que vienen con blancas vestiduras?

Reflexión

Odiar y aborrecer 

Jesús dice en su evangelio que quien se ama a sí mismo e pierde y el que se aborrece a sí mismo se salva. Eso de aborrecese, contrapuesto a amarse, tomado al pe de la letra sería un desatino. Jesús no aconseja que nos odiemos a nosotros mismos. Sucede entonces que la gramática hebrea es antigua y gramaticalmente pobre. No existe en ella la comparación propiamente dicha y carece de oraciones de preferencia que entrañan una comparación. Entre cosas en oposición, nosotros decimos que preferimos una cosa a otra. El hebreo dice que odiamos una cosa y amamos su contraria. Quien se prefiere a sí mismo en vez de a Jesús, se pierde, frente al que prefiere Jesús, que se salva.

Rincón poético

NIÑOS POBRES

Desde mi ventana
lo he visto, Señor.
Dos niños pedían
limosna. Los dos 
vestían andrajos.
Nadie reparó
en sus ojos tristes; 
los pobres lo son.
Miran como miran
los muertos, mi Dios.
Algunos incluso
son pobres de amor.
¿Sabrán que a los pobres
los prefiere Dios?
Llévalos tu mismo
de la mano. Que hoy
sepan que hay solícito
un Padre, Señor,
que duerme con ellos
bajo del cartón.

(De A la sombra de un álamo)

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