miércoles, 28 de agosto de 2013

Sepulcros blanqueados

Si sopesáramos la eficacia de las palabras desde el punto de vista de sus destinatarios fariseos, tendríamos que convenir que no dieron resultado alguno, algo que por otra parte no se sabe nunca bien. La simiente se malgasta si cae en terreno estéril.
Está claro, no obstante que esa enseñanza de la integridad de vida, libres de falsas apariencias, todos los cristianos la tenemos muy presente, cuando vemos que no somos todo lo bondadosos que debemos serlo, todo lo serviciales que nos corresponde ser, todo lo ejemplares que se exige al que ha de ser sal de la tierra.
Sabemos que hemos de esforzarnos, día a día, por ser tan diáfanos y transparentes que se pueda decir de nosotros, como de Natanael, que carecemos de engaño y doblez, todo lo contrario de aquellos a quienes Jesús volverá a comparar con sepulcros blanqueados. 

Reflexión

Mas justicia, por favor

Uno se hace cruces ante el espectáculo ridículo y a veces pavoroso de la malicia humana. No es fácilmente comprensible que el poder esclarecedor de la mente quede como esmerilada por los vapores oscuros de la perversidad. Y la perversidad existe: una niño de seis años muere abatida por las balas de unos forajidos. ¿A tanta bajeza y anestesia moral conduce la ceguera humana, que nada les diga y conmueva la escena inocente de una niña asesinada a sangre fría?
La malicia no sólo ciega, endurece el corazón, y el dolor, inevitablemente clama justicia a gritos.

Rincón poético

PORQUE TÚ LO QUIERES


Pisándome los talones
llevo a mi espalda la muerte..
Pero, ¿para qué estas prisas
si he de estar contigo siempre?
No comprendo esta obsesión
para quien la dicha tiene
de alimentar su esperanza
con el amor que me tienes. 
Jesús, estaré contigo,
vivo o muerto; esa es mi suerte.
Tú sí que sabes morir,
sin rechistar, vivo siempre,
la boca llena de sangre,
lleno el corazón de gente. 
Mátame tú cada día, 
ya que yo inferí tu muerte.
Resucitaré contigo,
porque sé que tú lo quieres.

(De A la sombra de un álamo)

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