domingo, 2 de enero de 2011

Amor de Dios desde el amor del hombre

         Se equivoca quien pretende convivir con Dios, sin antes convivir con el hombre. Se equivoca quien cree que puede encontrar a Dios sin antes encontrarse con el hombre. Se equivoca quien cree amar a Dios, sin amar al hombre.
Se convive y experimenta la cercanía de Dios haciéndose palabra de Jesús habitado por su mismo Espíritu. Se encuentra uno con Dios desandando el camino opuesto del egoísmo y los propios intereses. Se ama a Dios desde la docilidad de sus deseos apropiándose de ellos, haciéndolos nuestros.
Dios y el hombre están entrañados el uno en el otro, desde la creación y la resurrección de Cristo, como hierro candente y fuego que lo transfigura. Sólo quien va con el hombre unido a sus gozos y desdichas, sólo quien siembra amabilidad en sus asperezas y pone bálsamo en las heridas de sus malos modos, sólo quien se inscribe en la escuela de párvulos del amor al hombre, está avalado por el Espíritu divino para amar a Dios como sólo Él merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario