martes, 11 de enero de 2011

Comienza Jesús su andadura evangélica

Más que el acontecimiento del  bautismo de Jesús, lo que da relieve a este hecho singular es el significado de la presentación de Jesús al mundo. Aquí, en su bautismo, es exactamente donde Jesús toma conciencia de su realidad mesiánica y filiación divina.
El evangelio no nos habla de emociones que sí quedan a veces sugeridas por indicios, pero es obvio que aquí a Jesús le debió dar un salto el corazón. Todo hace pensar con qué equilibrada contención se comporta ante noticia tan singular. Es el Padre quien se le revela y le colma con la fuerza de su Espíritu. Dios se revela sorprendiendo siempre al hombre, ya que reside más allá de la historia y resultan imprevisibles sus incidencias en el tiempo. La sorpresa de Jesús es inevitable, pero  allana humildemente todo indicio de sobresalto.
Dios, en Isaías, presenta al Siervo que anticipa en imagen a Cristo, y desde ese instante es el Siervo quien prosigue hablando a los hombres. Jesús, Palabra del Padre, empieza igualmente a hablar ahora como tal lenguaje del Padre, presentado ya por él como su Hijo predilecto.
Se explica así que Marcos dé comienzo a su evangelio con este hecho memorable del inicio de la enseñanza cristiana.

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