domingo, 20 de mayo de 2012

La Ascensión

    La Ascensión nos suministra una triple revelación: que a Jesús resucitado, como Señor de toda la creación, todo le queda sometido. Todo fue hecho por él y para él, dice san Pablo; que en  la misión de su Iglesia a predicar la fe se manifiesta el poder pascual de Jesús, con la implicación de las tres divinas personas; y que la Iglesia queda respaldada por la promesa de Jesús: Estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.
    El instante en que la figura de Jesús se desvanece ante la mirada atónita de los suyos, es la señal de que la Iglesia empiece a expandirse y a difundir el mensaje de Cristo por toda la tierra. Es aquí, con la partida de Jesús al Padre y la misión de sus discípulos, donde comienza la historia de la vida de la Iglesia, con la presencia de Jesús inspirándole, mediante el Espíritu, hechos y verdades. Es la presencia escondida de Jesús en su Iglesia.
    Todo lo contenido en las Escrituras, queda ya cumplido. Es comprensible que, cumplido ese último trámite de Jesús, sus discípulos volvieran a Jerusalén llenos de gozo, el de quienes se saben formando parte del proyecto salvador de Dios, extensible a todos nosotros.

Reflexión: La prensa digital

    La prensa digital está en auge, mientras la de papel decae, por más que no parece que llegue a desaparecer, como no desparecerá el libro tradicional frente al electrónico. La comodidad de leer en papel y llevártelo donde quieras, mientras desayunas, añades notas marginales o te sientas a descansar manejándolo a tu antojo, no la anula ni neutraliza del todo la pantalla luminosa, a veces tan cansina e incómoda. La competencia, con todo, no es desdeñable. De momento, no faltan quienes hacen uso indiscriminado de uno y otro vehículo noticioso.  Aunque sea por costumbre, yo sigo afiliado al libro de siempre. Son los jóvenes quienes aceptan todo lo moderno y  de última hora, sin discriminación y enjuiciamiento crítico alguno.

Rincón poético

LA BONDAD

La bondad es amable
como un tierno paisaje que estuviera
pintando embelesadamente Dios,
como una espiga surcada de alfileres amarillos
que se dorara al sol.
El amor la corteja,
la inocencia la sabe;
hablan la misma lengua
no aprendida los dos.

La imagino elegante y delicada,
igual que un arco iris con las manos
juntas, en oración.
La sospecho rendida, enamorada
del deliquio sin fin
con que se desgañita el ruiseñor.

Le asustan la blasfemia, como un tiro
ensangrentado que matara una rosa
indefensa; dentella de pavor
cuando una mano adulta pega al hijo,
empapada de alcohol,
y llora de impotencia acerbamente,
si gritos como lanzas crucifican
la verdad, con falacias y ficción.

La verdad es amable y delicada
como es limpia la nieve,
como es limpia la luz que envuelve al sol,
como es noble un castillo y la promesa
de amar el hombre siempre a Dios.

(De Haciendo camino)

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