lunes, 7 de mayo de 2012

Palabra de Dios

    Mis palabras son las palabras que pronuncian los labios de Dios, viene a decir Jesús. Luego él es el lenguaje con que se expresa Dios para revelarnos sus verdades. Y añade que el que le ama de verdad, acoge con prontitud lo que sus palabras nos transmiten para nuestro bien. Es tanto como ceñir nuestra voluntad a la suya, que es la manera más segura de atenernos a sus deseos, de modo que identificados con lo que Dios quiere de nosotros, el Padre y Jesús mismo pueblan nuestro espacio interior llenando de sí nuestras vivencias.
    Y puesto que el Espíritu de Dios es quien inspira a Jesús sus enseñanzas, será también quien haga sus veces, una vez muerto y resucitado Jesús, contribuyendo a que recuperen el evangelio que han vivido en su compañía, para poderlo enseñar a los demás.


Reflexión: Los geranios

    Una simple palabra, fuera de contexto, no lo dice todo; en realidad, no dice casi nada. Así, por ejemplo, el término geranio. Todos saben lo que es un geranio, una de las plantas más corrientes y sufridas en ventanas, terrazas y balcones. Es casi una planta familiar que requiere poco cuidado y es muy agradecida. Con la primavera, los geranios de nuestra terraza, tan maltratados por el invierno, no sólo se han recuperado, sino que se van llenando de flores.
    Quien los contempla con atención, se admira de la variedad de sus flores y aun de sus clases, con matices diferenciales que enriquecen su conjunto. Los hay de un verde delicado y tierno en sus hojas, y los hay recios, más oscuros. Los primeros suelen dar flores de color rosa, en tanto que los otros son de un rojo intenso. Pero no son esos sus únicos colores. Hay geranios de flores blancas, de un rojo anaranjado, moradas y entreveradas. Tampoco la morfología de sus flores compuestas es la misma. Las hay prietas, como pequeñas rosas y otras más abiertas. No faltan los que producen un cierto aroma en flores y hojas. La luz intensa, el calor nunca excesivo y el riego comedido favorecen por igual a todos los ejemplares.
    Un propagandista no dudaría en proclamar: Pon un geranio en tu balcón.


Rincón poético

¡MÁS LUZ, MÁS LUZ!

Hizo la luz y supo
Dios al instante que era buena.
Y el hombre está escondiendo
la luz bajo la alfombra.
Nos falta claridad. Hasta la blanca
luz matinal se enturbia en nuestras manos.
Ha perdido la tierra
su blanca piel de niño.

El paisaje se ensucia
cuando la niebla ciudadana,
como a un crista. lechoso
y esmerilado, empaña
su luminosa transparencia.
La niebla brota misteriosa
por escondidas chimeneas verdes.
Los ríos bajan muertos,
el árbol ciudadano amarillea,
la tierra se empobrece
y al agua azul del mar le enturbia
el vigoroso corazón la incuria
y dejadez del hombre.
Adolecen las olas,
se desmayan los peces,
la arena está dormida.

¡Más luz!, clama quien pierde
la verdad, que asustada
busca dónde esconderse.
Porque anochece oscura
su claridad. ¿Cómo veremos
a Dios, ciegos los ojos?
¡Más luz, más luz, Señor!
¡Más luz! ¡Más luz! Yo quiero verte

(De Haciendo camino)

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