martes, 29 de mayo de 2012

Darlo todo por Dios

    Sobre el tema del desprendimiento, Jesús anticipa que a quienes lo dejan todo por él, les aguarda una buena recompensa, por más que no evitarán antes padecer las mismas persecuciones que padecerá él mismo, porque seguir a Jesús es llegar a ser como él.
    Se significa así que el seguimiento de Jesús implica un cambio de valores, otro modo de ver y apreciarlo todo. El pueblo de Israel, representado en el joven que no quiere cambiar, es renuente a desprenderse de sus valores viejos para seguir al mesías.
    Interesa seguir a Jesús, con todas las consecuencias que conlleve, so pena de ser relegados al último lugar.

Reflexión: Los libros también padecen

    Leo que la venta de libros, como todo, ha sufrido también la  renuencia que comporta la escasa fluidez del dinero y el paro generalizado de familias enteras. Uno pensaría que, como consecuencia del elevado número de personas en ocio forzoso, la gente optaría por ese entretenimiento eterno de la lectura, tan satisfactorio y siempre provechoso. Pues no. La gente no lee o lee poco, y ahora, con las estrecheces que impone la recesión, menos.
    Recuerda uno que en otros tiempos igualmente difíciles, allá en penosos años de posguerra, se alquilaban libros en determinados quioscos y la gente leía con avidez, aunque se tratase de literatura popular de escasa calidad, cuyos autores escribían a destajo. Me refiero a aquellas manidas novelas sobre la supuesta colonización del oeste americano que hicieron popular a Marcel Lafuente Estefanía (Respuestas de plomo), a Fidel Prado (Cara de póquer)  o de la literatura llamada rosa, que acreditaron a Carmen de Icaza, autora de Cristina Guzmán, profesora de idiomas, o a Rafael Pérez y Pérez, de quien sobrevivió algún tiempo después Los cien caballeros de Isabel la Católica. Pero se leía. Se leía en el autobús, en el metro, en los bancos del Retiro. Ahora, ni eso.

Rincón poético

CAMINO, VERDAD Y VIDA

Camino, verdad y vida.
Camino, verdad y amor.

No he de perder el paso
sin ton ni son,
que eres tú mi camino,
Señor.

Contra la oscuridad
en que anida el error,
eres tu mi verdad,
Señor.

Porque apenas vivimos
la vida que da Dios,
tú eres fuente de vida,
Señor.

Quien bebe aquí, servido
va por siempre. Que no
me falte tu agua viva,
Señor.

Beba mi sed del agua
que alumbras tú, mi Dios;
que rezume embebido
de ti mi corazón.

Camino, verdad y vida.
Camino, verdad y amor.

(De Haciendo camino)

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