No hay razón, pues, para el desaliento o tristeza por su ausencia, porque Padre, Espíritu y Él mismo van a asistir a los suyos en el proceso de recuperación de toda la verdad que nutrirá a la Iglesia.
Sin amor de Dios, el mundo ignora el verdadero camino del bien y de la paz que Cristo, presente en su palabra y la eucaristía, deja franco a sus seguidores. La paz nace y crece en el corazón, tranquilizando el entorno en que vivimos; nunca a la sombra de nada ni de nadie.
Reflexión: La letra X
A la letra “x” le gusta pasar de incógnito en ecuaciones y procesos matemáticos, vacía de otro valor que el meramente virtual, y además de su comparecencia en palabras que el hombre castellano pronuncia dificultosamente, como taxi, mixto, exceso, ha dado nombre por sí sola a realidades en otros tiempos tan novedosas como los rayos X. Algo tiene tal letra de exótico para que se haya convertido, además, en recurso publicitario al que se acude para inventar palabras de extraño sonido que requieran nuestra atención. Es un modo llamativo de hacerse notar una empresa que se bautiza a sí misma con un término de ese jaez. Sea cual fuere el vocablo resultante que da nombre a esa entidad, hay que saber en qué sílaba concreta hay que meter esa letra para que resulte grata a la vista e incluso al oído. Y como complemento, la “q” debe transformarse en “k”, que suena igual, pero es exótica asimismo. Supuestos ejemplos posibles: Oxitek, Mexkel, Axiátiko, Kualkierkoxa.
En el momento actual en que se retiran del mercado tantas pequeñas empresas acuciadas por las deudas, ejercitarse en la creación de nuevos logotipos para empresas soñadas, no deja de ser un entretenimiento y una ilusión empresarial, sin riesgos económicos, que a nada obliga. Menos da una piedra. Ke axí xea.
En el momento actual en que se retiran del mercado tantas pequeñas empresas acuciadas por las deudas, ejercitarse en la creación de nuevos logotipos para empresas soñadas, no deja de ser un entretenimiento y una ilusión empresarial, sin riesgos económicos, que a nada obliga. Menos da una piedra. Ke axí xea.
Rincón poético
UNA ESPADA TE HERIRÁ EL CORAZÓN
¿Tú lo sabías ya, Señora?
¿Tú lo sabías?
¿Sabias la sentencia
de muerte que al final le aplicarían,
como quien adivina nubes negras
cubriendo el horizonte intempestivas?
Empezaste a llevar sobre tus hombros,
ya ancianos, esa misma
cruz onerosa donde entrega ahora
a los hombres el precio de la vida
el Hijo que Dios puso entre tus brazos,
un día y otro día,
desde aquel más lejano, de una espada
que iba ensartada en una profecía.
Una espada, María, te herirá
-aquel anciano, extático, decía-.
Una espada de pena y sinsabor,
templada en el fogón de la desdicha.
Ya empuñan todos esa maldición,
como quien blande una victoria impía.
Está en la cruz clavada.
Sangra por todas sus heridas.
(De Haciendo camino)
No hay comentarios:
Publicar un comentario