sábado, 30 de junio de 2012

El criado del centurión

       El pasaje del centurión que se interesa por su criado enfermo, reúne en la apreciación que hace de Jesús, su decidida fe en él, la estima por un inferior y la cortesía de que da prueba sobrada en su respeto por Jesús, cuya excelencia le hace sentirse indigno que pise sus casa. 
    Jesús destaca la noble actitud del centurión y revela que, como él, serán los gentiles los que ucupen el lugar de quienes no acaban de reconocer en Jesús al Hijo que les envía exactamente para salvarlos.
    Entre estos estamos nosotros. Globalmente, Jesús se estaba refiriendo a la acogida que le hemos dado. Valoremos saber que no fuimos nosotros,
sino él quien nos eligió.

Reflexión: Un pobre busca trabajo

    En ocasiones, el rigor con que juzgamos, a base de estereotipos, el modo de ser de los demás, nos lleva a censurar injustamente a personas, sin otro aval que nuestros prejuicios. Una mujer que pide limosna a la puerta de la iglesia, todavía joven, se nos antoja que lo hace por holgazanería y vaga comodidad, por más que sabemos que no es fácil encontrar trabajo en parte alguna.  De pronto, la mujer pedigüeña desaparece del sitio que habitualmente ocupa a la puertas de la iglesia; ha dejado de pedir, pero lo ha dejado porque ha hallado trabajo y lo ha aceptado sin más. Hay que evitar ser tan ligeros en nuestros enjuiciamientos de la gente. Los demás nos merecen todo el respeto que reclamamos para nosotros mismos.

Rincón poético

UN AYER QUE PASÓ

Atardece la vida, como fruto
henchido de esplendor.
Atardece sin prisas, degustando
la dulcedumbre de su luz.
Trazan los días
un arco alicaído, un voladizo
que inclina deprimido,
hacia el mar de las sombras, la apatía
cansada de su vuelo.

La vida es una tarde
encendida de luz, amarillenta
como la gloria de un anillo,
acrisolando el cielo,
una inmensa amapola
sangrando entre la mies.
Mas pronto empalidece
el cielo que la encubre y se derrumba
como un árbol caído
a las puertas de Dios.

La tarde fue un ayer
que pasó, vela blanca
que huye hacia un horizonte neblinoso
en el mar del olvido,
triste hermanastra de la muerte,
ajada sombra ahorcada como un trapo
en  un reloj de sol.

De Andando el camino)

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