Los fariseos ponen todo el énfasis de la enseñanza en el cumplimiento intrascendente de cometidos objetivos, descuidándose de adecentar la parcela de su corazón. Ahí es donde hay que buscar el modo más apropiado de ponerse a buenas con Dios, en vez de preocuparse por la municiosa la inútil ritualidad purificatoria de las cosas. Amar a Dios no es meramente un rito.
Reflexión: El estornudo
Además de refrescarnos en plena canícula que suele decirse, el ventilador es el causante de todos los estornudos veraniegos, esos supuestos desahogos a manera de latigazos nasales que responden a la urgencia de expulsar de nuestro sistema respiratorio agentes extraños cuando dan en agredirnos y los provocan. Hay estornudos violentos e instantáneos que, de un susto, despiertan a un muerto; los hay repetitivos, obstinados, que nos zarandean y dejan la mente en blanco. Los hay agudos, en fa menor, afeminados o cursis, que un hombre de pelo en pecho no firmaría, sombra adelgazada de lo que corrientemente entendemos por estornudo; los hay corrientes y molientes, anodinos, fáciles de apagar educadamente con el pañuelo.
Conocí todavía, por los años cuarenta, a una persona que usaba con fruición del rapé, aquel tabaco hecho polvo para aspirar por la nariz, precisamente para estornudar, y alegaba que el estornudo despejaba la mente, y las narices añado yo. Todo el que se afilia a un vicio cualquiera, tiene siempre a mano una pretendida justificación. Ya no hay raperos. Ahora los raperos son otra cosa.
Conocí todavía, por los años cuarenta, a una persona que usaba con fruición del rapé, aquel tabaco hecho polvo para aspirar por la nariz, precisamente para estornudar, y alegaba que el estornudo despejaba la mente, y las narices añado yo. Todo el que se afilia a un vicio cualquiera, tiene siempre a mano una pretendida justificación. Ya no hay raperos. Ahora los raperos son otra cosa.
Rincón poético
NOCHE OSCURA
No hay noche más oscura
que la que cruza el miedo por el monte,
la ribera del río,
el bosque oscuro donde caben
todas las pesadillas
como en un sueño, todos los aullidos
con que se anuncia el lobo
y nunca sabes desde dónde.
Lobo es la noche que no tiene estrellas,
lobo el pavor que el corazón oprime.
El camino lo sabe y se detiene
tembloroso temblando
Sólo el rumor del agua, río abajo
dice por donde va.
Y a lo lejos, apenas palpitante,
como una vela que la brisa mueve,
hay una casa que tiene encendida
como quien reza la ventana.
Falta una estrella, al menos,
que nos diga que hay cielo,
y si hay cielo también hay esperanza.
(De Los labios del viento)
No hay comentarios:
Publicar un comentario