jueves, 23 de agosto de 2012

Muchos son los llamados

    Los destinatarios de esta parábola son los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, por lo tanto, bien se hace notar que esos que declinan asistir a las bodas del hijo del rey representan a los judíos más destacados.
    Ellos son los primeros, como representantes de todos los judíos, a quienes Jesús apremia a que se conviertan a Dios en muy primer lugar. Nadie sino ellos, que se excusan, son los culpables de que Jesús salga a las encrucijadas de los caminos y haga suyos a los que no lo eran. Aún así, no todos serán admitidos sin más al banquete, que supone participar del reino de Dios. El seguidor de Cristo debe llevar bien impresa la señal que lo acredita como tal, y esa señal es la adopción de la fidelidad a la divina palabra.
    El cristiano ha de serlo de verdad y esa invitación es como una llamada a la pertenencia filial de la nueva alianza.

Reflexión: El futbol y el descontento

    De nuevo el futbol se os ha colado de rondón en casa y con él la confrontación de pareceres acerca de todas las cuestiones que suscita entre los aficionados, que censuran los horarios absurdos televisivos hasta horas tardías, la supuesta necedad de adquirir a precios astronómicos a jugadores de medio pelo que merman la calidad exigible al equipo, la desigualdad entre equipos ricos y pobres, la chulería de un jugador de relumbrón, o la antipática actitud separatista de ciertas aficiones disconformes con jugadores que aspiran a mejorar su proyección en equipos de superior nivel o su poder adquisitivo. El aficionado acérrimo exige que el jugador lo dé todo por su equipo, renunciando incluso a su porvenir personal. El jugador ha de ser como el monje, entregado y desprendido. ¡Tururú!

Rincón poético

DIOS CON NOSOTROS

No conoce a Dios
aquel que no aprecia
el don de la vida.
No tiene conciencia
de lo que es tener
un lugar preferente en la tierra.
La vida es un préstamos,
la vida no es nuestra.
No hay nadie, Dios mío,
que se lo merezca.
¡Es tan evidente!
¿Quién no se da cuenta?
No conoce a Dios
aquel que no piensa.
Dios no está tan lejos:
nos arropa feliz su presencia.
No conoce a Dios
quien no sabe que habita su tienda.

(De Los labios del viento)

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