sábado, 18 de agosto de 2012

Dejad que los niños...

     Los solícitos discípulos de Jesús no acaban de conocer a Jesús. Le llevan niños para que los bendiga, y ellos los apartan para que no interrumpan ni molesten al maestro. Jesús les corrige para exhortarles a que no impidan que los niños vayan a él.
     El papa Juan Pablo, en conformidad con lo que Jesús veía en los pequeños, encarnó en su trato afectivo la preferencia por los niños.
    Los niños son el signo de la espontaneidad, de la inocencia y de la verdad. Amemos a los niños como los amaba Jesús.

Reflexión: La goma de borrar

    La goma de borrar fue siempre un buen auxiliar de la escritura a lápiz y del dibujo. Los fabricantes de este adminículo, pensando en los gustos caprichosos de los niños, presentaban un buen surtido de ellas con variedad de colores. No eran ni mejores ni peores, pero aumentaban su atractivo para sus destinatarios infantiles. Las hubo no tan blandas y de mayor tamaño, que a duras penas intentaban borrar la tinta de las plumas al uso, hoy desterradas gracias al bolígrafo tan ubicuo y vulgar. La tinta grasienta, escandalosa a veces del bolígrafo, impide las habilidades corrientes de una goma de borrar. En tiempos, en el plumier, no podían faltar, con el lápiz y la pluma, la consabida goma de borrar.

Rincón poético



ORACIÓN ENFADADA DE UNA NIÑA A CRISTO

¿Quién te hizo pupa, Dios mío?
Si en vez de tú fuera yo,
les ataría las manos
con una cuerda, Señor,
como se le ata las patas
al burro que se escapó.
Son malos los que te pegan
con un látigo, ¡qué horror!
Tú no le haces daño a ninguno.
¡Si en vez de tú fuera yo!
Pégales tú, que se vayan
lejos de ti. ¿Por qué no?
Ni en el infierno querrían
al hombre que te mató.
No les perdones, que entonces
todo les da igual, mi Señor.
¡Baja de esa cruz! Tú puedes;
no te olvides que eres Dios.
(De Los labios del viento)

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