jueves, 16 de agosto de 2012

El perdón

    En el diálogo habitual entre Jesús y sus discípulos, es de ver el interés que muestran ellos por aprovecharse de sus enseñanzas. Aquí desvela Jesús uno de los puntos capitales de su enseñanza: el perdón.
     Viene enseñando que hay que perdonar a quienes nos ofenden, incluidos nuestros enemigos, y Pedro entiende que hay ocasiones en que no están las cosas como para andarse con frivolidades. Si alguien me ofende de modo insistente y continuado, ¿hasta qué punto he de seguir perdonándole yo también de manera continuada?
    La respuesta de Jesús es tajante. Hay que perdonar siempre, sin límite y sin medida. Si Dios nos perdona sin condiciones, nadie tiene derecho a escatimar el perdón a nadie. Perdonar es una forma de amar. El que no perdona, no ama, y quien no ama no merece ser amado él tampoco, ni siquiera por Dios.

Reflexión: La tormenta

    Los meteorólogos nos pintan en rojo casi toda la península como indicativo de calores extremos de los que no se exime nadie y distribuyen las tormentas por lugares próximos a las montañas más eminentes como a ellos les parece.
    Truenos lejanos de horrísimos avisos nos han estado amenazando con su furor, que suelen resolver en granizo o aguacero. Al final nos han rozado el trozo del cielo que nos cubre unas nubes grises que han lloviznado apenas y ahí ha quedado todo. Ruido de nueces y tímidas amenazas embusteras. Eso sí, la temperatura se ha vuelto un poco más tolerable. Un poco.

Rincón poético

  PERDONAR

Jesús dijo un día
que no ama de veras
aquel que no puede
perdonar apenas.
No perdona el odio
que infiere una ofensa
Es la herida que hace
la coz de una piedra.
Perdonan los ojos
de mirada tierna.
Jesús lo decía.
Jesús nos enseña,
que la cruz perdona,
porque en su madera
palpita la sangre
con que Dios la sella.
El amor olvida
y el olvido entierra
infundios, espadas,
injurias y piedras.
El mor perdona
si se ama de veras.

(De Los labios del viento)

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